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Fotografiar a un fotógrafo siempre es para mi un trabajo especial, cuando tengo delante a alguien que “sabe de fotos” el cuerpo me pide ir despacio, buscar por los rincones, darle un par de vueltas, abusar de su paciencia y hacerle partícipe … para acabar la sesión robándole algo (si él me deja).
Recordé uno de esos recursos que guardamos en la mochila (ver retrato de Gervasio): fotografiar su reflejo. Y nos pusimos manos a la obra.
…Es cuestión de trigonometría, y cuidar mucho el foco, que tiende a irse al paspartú o a la foto, en lugar de al reflejo, y justo cuando todo está en su sutio, que Diego se olvide un instante de mi, y mire la foto, y pillarle. Y finalmente una buena puesta en página, (de Jose Luis Guerra) que ha resuelto magistralmente el tan temido salto de página.
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Pero te ha faltado un detalle…no se le ve la campanilla a la cantaora.
Bueno…Ta quedao bien…